Hace unos días tuve el gran honor de conocer a una de las figuras legendarias del arte: nada más, ni nada menos que a Galina Vishnévskaya, la gran cantante de ópera. Fue un acontecimiento, un verdadero acontecimiento, no encuentro otra palabra para definirlo. Y es que con su sola presencia la atmósfera se llenó de una tensión inusual, el aire de repente se volvió luminoso, mágico. Si bien es intangible e inexplicable, esa energía es evidente y es imposible dejar de notarla, su existencia es indiscutible. Hoy, al recordarlo, me pregunto: ¿Qué es? ¿Qué hace que el espíritu del artista brille de esa manera? ¿De dónde viene la luz de las estrellas?
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