Detrás de las cámaras

Publicado: 12 Jul 2015   |   Última actualización: 29 Aug 2015
Antes de empezar con el programa de entrevistas “A Solas” me planteé que sería fantástico poder hablar con las grandes figuras dejando de lado los temas “que había que tocar”, para poder charlar honestamente, humanamente sobre lo esencial, sobre aquello que realmente tiene valor. 
Pensé que la historia, la perspectiva, las conclusiones que cada uno de ellos tiene para compartir no es sólo fascinante, sino que inspiradora e incluso fructífera: esa enorme gama de experiencias, sensaciones e ideas son una fuente de nuevos tonos que cada televidente puede usar para enriquecer la vida que quiere dibujar. 
Cuando comencé lo que ví me sorprendió y puedo decir, con una mano en el corazón, que no deja de sorprenderme. Primero porque independientemente de cuanto me dedique a estudiar la vida y la personalidad de cada invitado , a la hora de entrevistarlo siempre surgen aspectos completamente inesperados. Segundo porque cada vez me doy más y más cuenta de que es muy poco lo que sabemos de la gente que nos rodea. Supongo que, si bien estamos en la era de la comunicación, pocas veces tenemos las circunstancias propicias y el tiempo suficiente para escuchar, realmente, lo que el otro tiene para contarnos. 
Lo que verdaderamente me entusiasma y me llena de una indescriptible satisfacción interior es ver, en la mayor parte de los casos, que a medida que el invitado o la invitada se va olvidando de las formalidades y empieza a desvelar eso que lleva en su alma, su mirada empieza a iluminarse, su sonrisa va adquiriendo calidez y la atmósfera se va llenando de una especie de magia, de una fuerza inexplicable, distinta en cada caso, incomparable y maravillosa a su manera. A nuestro alrededor hay una fuente inagotable de aventuras, de sueños, de pequeños milagros: es sólo cuestión de abrir los ojos y verlos. 
Después de cada entrevista descubro algo que antes no hubiera podido imaginar, veo el mundo con otra mirada, me hago nuevos planteos... Eso es lo que quiero compartir con el lector en esta serie de artículos y, sobretodo, esa luz que cada invitado me regala al darme la oportunidad de vislumbrar, por unos instantes, el misterio de su espíritu.


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