Elena Rostova
26 Apr 2016
Ya hacía un tiempo que quería hacerle una entrevista. Después del trabajo que fui realizando logré conseguir el respeto de distintos embajadores de américa latina en Rusia, entre ellos estaba quien era entonces el embajador de Venezuela, y él le pidió personalmente a presidencia que tomara en cuenta la posibilidad de darme una entrevista. Cuando Chavez vino a Moscú, me recibió el ministro de comunicación para dialogar conmigo, ver un poco quien soy porque Chavez estaba ocupadísimo. Resultó ser una persona muy agradable, muy honesta y muy comprometida y al final nos quedamos charlando hasta tarde con un café cuestiones ya filosóficas, en fin, que nos entendimos tan bien que incluso aceptó mi pedido de no mostrar mis preguntas con anticipación para que la entrevista fuera espontanea. Al otro día Chavez tenía que encontrarse con el entonces presidente, Medvedev y después con Putin, y contaba con una hora libre entre ambos, así que accedió. El encuentro con Medvedev llevó más tiempo, pero los representantes de prensa se comunicaron con Putin para pedirle que llegara un poco más tarde, Putin aceptó y, bueno, apenas se liberó vino a la entrevista. A medida que se fue dando la conversación Chavez se fue entusiasmando, se volvía muy interesante, y creo que hubieramos podido pasar horas... pero los representantes de Putin entraron a llamar a redacción para que yo terminara la entrevista porque se hacía tarde, así que le hice la última pregunta y nos despedimos. Me abrazó, me dijo "la seguimos en Venezuela", yo le comenté que en unos días me iba a Quito, a hablar con Correa y me dijo en broma "ah, claro, a Correa lo vas a ver, y a mí no!", yo le prometí que encontraríamos la oportunidad y se fue, que ya estaba haciendo esperar a Putin. Es una lástima que no se dio ir a Caracas...